¿Es fácil seguir un estilo de vida saludable?

  Aconsejar un cambio de estilo de vida por otro más saludable es una recomendación fundamental para la prevención de enfermedades.

Hay una serie de consejos que los profesionales sanitarios repiten hasta la saciedad.

Y está bien que sea así.


Aconsejamos muchas cosas


Ejemplos que recuerdo:

-Es recomendable que descanse más.

-Deje de fumar

-Coma un poco menos y pierda peso... o coma más y gane peso según la situación.

-Coma menos grasas animales.

-Coma más pescado azul y frutos secos.

-Deje los cereales refinados y sustitúyalos por integrales.

-Use menos sal en las comidas.

-Elimine las bebidas azucaradas.

-Elimine al máximo la bollería, pasteles y dulces.

-Limite o elimine el alcohol.

-Elimine el consumo de drogas.

-Haga ejercicio todos los días, como mínimo 30 minutos 5 días a la semana. Mejor si añade algún ejercicio de resistencia.

-Sería recomendable que adelgazara unos kilos. Si baja de peso, mejoraría su hipertensión, colesterol, diabetes, dolores de espalda y rodillas.

-Practicar alguna técnica de relajación o de respiración cada día y manejar su estrés le iría bien para mejorar algunos de sus síntomas.

-Procure dormir 7 horas todos los días.

-Programe momentos de descanso y distracción durante el día.

-Dedique algunos momentos a su persona y no esté siempre pensando en los demás... o lo contrario, piense más en los demás y no solo en sus objetivos y su trabajo...

Y por supuesto:

-Tome la medicación prescrita cuando le toque y no tome otras medicaciones o remedios por su cuenta.

Podríamos seguir con una larga lista que en sí misma, no tiene nada malo. Todo lo contrario. Es necesaria y seguramente con pequeños cambios de hábitos a escala comunitaria, la salud de la población general aumentaría mucho.

Seguramente es más importante desde el punto de vista de salud poblacional centrarse en los cambios de estilo de vida como la alimentación, el ejercicio, la gestión del estrés, emociones desbordadas, hábitos de sueño correctos... que centrarse en sofisticadas técnicas de tratamiento cuando el mal ya está hecho.

Y seguro que es mejor el énfasis en un estilo de vida saludable que hacer exhaustivos chequeos o reconocimientos médicos que muchas veces dan más problemas que beneficios.

La gente no quiere cambiar


Muchas veces nos quejamos de que la gente no cambia o no quiere cambiar.

Quieren cambiar sin cambiar o quieren que les cambien sin hacer nada.

Eso es verdad, pero ¿es tan fácil el cambio de hábitos?

Está claro que la obligación de los profesionales sanitarios es insistir en todas estas recomendaciones; pero cansan con solo leerlas...

Sabemos que la mayor parte de las veces es más fácil decirlo que hacerlo. Hay que ponerse en lugar el paciente. Hay que ser empático con los sentimientos que generan esas largas listas de mandamientos y obligaciones.

Por ejemplo, yo no he sido nunca fumador y recomiendo a los pacientes (o a cualquiera) dejar de fumar.

¡Claro! ¡Es muy fácil para mí, pero no para el fumador empedernido que lleva muchos años fumando!

Cómo va a dormir mejor si está en un vecindario muy ruidoso hasta altas horas de la madrugada por las macro-discotecas. Pregúntalo en algunas zonas de Ibiza.

Cómo va a estar más tranquilo si trabaja 14 horas diarias y no libra.

Cómo va a sentirse bien si no tiene empleo, tiene una familia que sostener y no hay manera de encontrar trabajo.

Lo mismo se puede aplicar al que lleva una vida sedentaria y no hace ejercicio, el que se excede con el alcohol o al que está constantemente estresado o con insomnio.

No es fácil.

Y muchas veces los que damos consejos, no somos un modelo a seguir. No damos ejemplo.

Se dan consejos para dejar de fumar y luego ven a esos mismos sanitarios fumando.

Se dan consejos para adelgazar y estamos sobrados de peso.

Damos consejos para que se relajen y nos ven desquiciados.

No será tan fácil...

Dar consejos bienintencionados desde la distancia los puede hacer cualquiera:


  • “Deberías comer menos y bajar de peso”
  • "Tiene que comer más lento”
  • “Deberías hacer más ejercicio”
  • "Deja de fumar y el alcohol"
  • "Duerme dormir mejor"
  • “Tómate las cosas con más calma”
  • “Debes trabajar menos"
  • “Debes tomarte las cosas menos en serio”
  • “Tienes que relajarte estar menos estresado”
  • "Deberías fijarte en el lado positivo de las cosas"
  • "Debes acordarte de tomar toda la medicación a las horas prescritas"
  • "Acuérdate de hacer todos los controles"


Entiendo que estas listas agotan con solo leerlas.


Ya sé lo que tengo que hacer


Sí, claro. La mayoría de veces el afectado ya sabe todo eso y más.

Se lo han repetido millones de veces y lo ha leído otras tantas.

Puede que esté totalmente convencido de que eso es lo que le conviene.

El problema es que NO sabe CÓMO hacerlo.

A veces, tras una experiencia traumática como un infarto o un ictus hay personas que cambian por el miedo.

Toman consciencia de que ha sido una seria advertencia y de que algo tiene que cambiar.

El miedo puede ayudar a cambiar, pero algunas veces volvemos a los mismos hábitos tras un tiempo.

Cuando el factor emocional afloja, nos olvidamos rápido de nuestros buenos hábitos.

¿Por qué?

Porque lo emocional, lo mental, lo psicológico es fundamental.

La mayoría de personas ya saben a nivel racional que un cambio de estilo de vida saludable es muy importante para aumentar su calidad de vida, prevenir enfermedades o mejorar las ya existentes.

No solo tenemos que saber que hay que cambiar, sino saber CÓMO hacerlo a nivel profundo, a nivel EMOCIONAL para que sea efectivo.

Repito. Este aspecto emocional o visceral es básico.

Cómo cambiar el estilo de vida


¿Qué cambios en mi vida tengo que hacer para conseguir estar más sano, tener un peso ideal,estar más calmado rendir más, ser más productivo, sentirme bien y mejorar mi calidad de vida en general?

Es relativamente fácil saber qué tienes que cambiar. Ya he repetido dos veces las listas en este mismo artículo. Será deformación profesional.

-Alimentación.
-Ejercicio.
-Control de peso.
-Evitar hábitos tóxicos.
-Relajación.
-Dormir bien.
-Gestionar bien las emociones negativas.
-Tomar la medicación prescrita por el médico.

Y como comentaba antes, el problema no es saber las listas, el problema es saber CÓMO pueden ponerse en práctica:



  • ¿Cómo hacer esos cambios para que se transformen en un hábito automático?
  • ¿Qué estrategias hay para conseguirlo?
  • ¿Cómo conseguir poner en práctica esas estrategias para tener éxito?


Repito: sé por experiencia propia y ajena lo fácil que es hacer recomendaciones de cambio y lo difícil que es ponerlas en práctica y, mucho peor, mantenerlas.

Esta cuestión no es un tema de tecnología sofisticada, no es un tema de insistir en recomendaciones (aunque deben ofrecerse), sino de DAR HERRAMIENTAS que puedan ayudar a las personas a saber CÓMO CAMBIAR sus hábitos, estar mejor y sentirse bien.

La responsabilidad es de ellos, pero podemos ofrecer esas herramientas.

Por eso, desde este blog, insisto en temas de autoayuda enfocados en el aspecto psicológico.

Lo mental es lo que está en la base del cambio y la transformación personal a todos los niveles.

Conclusión


  • Cambiar de hábitos no es tan fácil.
  • Pedir muchos cambios es abrumador para cualquiera.
  • La base del cambio es emocional o visceral. El aspecto psicológico es fundamental.
  • En último término el cambio es nuestra responsabilidad. Los demás son herramientas para que nosotros mismos consigamos nuestros objetivos.

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Dr. Alberto Sanagustín
@alsanagust
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