Son muy buenos teóricos, pero no tienen experiencia con los problemas prácticos y reales. No saben la presión psicológica del miedo al fracaso, las dudas y los problemas del día a día.
Pueden ser excelentes docentes y comunicadores geniales, pero no explican lo que hacen. Enseñan una teoría que en el fondo podrías aprender en un buen manual.
Esta argumentación es atractiva y tiene sentido.
El profesor de Medicina
Si aplicamos esto a los profesores de las Facultades de Medicina, los que he conocido tenían experiencia clínica porque ese era su trabajo principal.
Daban clases, pero su trabajo del día a día era ver enfermos. Explicaban la teoría, pero en función de su quehacer diario, es decir, aquello que hacían.
Eso parece lo ideal. Tener profesores que saben la teoría y son buenos comunicadores, pero que han hecho el camino que enseñan y tienen experiencia diaria en el campo de batalla.
El profesor de Historia
¿Tiene más valor lo que explique un exsoldado de la 2.ª guerra mundial que un experto en el tema, pero que nació años después de acabar la guerra?
Las experiencias del exsoldado serán un testimonio muy interesante, pero basado en un solo caso. El experto tendrá una visión mucho más amplia y podrá explicar mucho mejor qué pasó.
Seguramente serán visiones complementarias.
Aconsejar en medicina y experiencia personal
Estas reflexiones me hicieron recordar una situación que viví hace bastantes años durante un curso. Una profesional sanitaria había tenido un hijo y salió el tema de la lactancia materna.
Defendió con vehemencia que NO eran creíbles los consejos de profesionales que no hubieran pasado por la experiencia personal de parir un hijo y amamantarlo.
Como era de esperar, eso generó una reacción. Un pediatra varón que estaba entre los asistentes le replicó.
No recuerdo exactamente su respuesta porque ha pasado de demasiado tiempo, pero sirve para ilustrar una idea que a veces genera polémica: los consejos del gran teórico versus el que tiene experiencia práctica callejera.
Preguntas que planteo
¿Puede darte consejo alguien, por muchos conocimientos teóricos que tenga, de algo que no ha experimentado en la práctica?
Supongamos que un psicólogo sabe mucho de problemas de pareja, pero nunca ha estado casado ni ha vivido en pareja: ¿son creíbles sus consejos?
En el artículo sobre el cambio de estilo de vida explico que no es tan fácil cambiar.
¿Quién tiene más credibilidad: el exfumador que te da consejos o el sanitario que nunca ha sido fumador?
Más ejemplos:
- Si un pediatra no tiene hijos, ¿pierde credibilidad?
Algunos piensan que si no has tenido hijos, nunca llegarás a entender la presión que supone tenerlos.
Te faltará esa experiencia vital.
No sabrás qué es tener que levantarte por la noche porque el niño llora, no sabes qué es tener que llevarlo a un servicio de urgencias por una bronquitis, no sabes qué es conciliar la vida de pareja y de trabajo con el nuevo o nuevos acompañantes...
- Si un ginecólogo varón da consejos a una mujer, ¿tiene menos credibilidad?
- Para ser psiquiatra y tratar la esquizofrenia, ¿hace falta ser esquizofrénico o haber tenido algún brote psicótico?
Si un médico tuviera que haber experimentado personalmente todo aquello que trata, mal iríamos...
Demasiadas enfermedades y demasiado graves.
¿Hay que haber tenido un cáncer para tratar un cáncer?
No parece lógico, pero quizás pueda servir de algo tener una enfermedad o haber estado enfermo:
la empatía.
Si alguien ha sufrido un infarto y el médico también, es posible que este sea más capaz de ponerse en lugar del enfermo.
Si alguien tiene un cáncer de mama y un ser querido del médico también, quizá sea más capaz de entender a su paciente.
Por otra parte, también pude ser un arma de doble filo. En algunos casos puede que se identifique tanto con el paciente, que pierda perspectiva, se lo tome de forma muy personal y le desborde emocionalmente.
Ese desbordamiento del sanitario puede hacer que sea menos eficiente porque pensará con menos claridad.
No lo sé. Son reflexiones sobre la marcha.
¿Qué opinas?
Dr. Alberto Sanagustín
@alsanagust
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