Por Alberto Sanagustín
Aparato Respiratorio # 2: Anatomía
Si quieres ver o leer la primera parte, está aquí: Aparato Respiratorio # 1: Introducción
Si volvemos al aparato respiratorio propiamente dicho, ¿cómo se estructura?
Si volvemos al aparato respiratorio propiamente dicho, ¿cómo se estructura?
El aparato respiratorio se divide en dos partes: vía aérea
superior e inferior.
1-Vía aérea superior: fosas nasales y cavidad oral, faringe
y laringe.
2-Vía aérea inferior: desde la tráquea hasta el final, los
alveolos.
Si profundizamos en la vía respiratoria inferior,
encontramos que tras el cartílago cricoides aparece la tráquea. Desciende por
delante del esófago y a nivel de la carina traqueal se divide en los bronquios
principales. Son dos: derecho e izquierdo.
El bronquio izquierdo es más horizontal y el derecho más
corto y vertical. Por este motivo cuando hay algún cuerpo extraño se introduce
por la vía aérea es más probable que pase por el bronquio derecho.
Los bronquios principales penetran en los pulmones a través
de la cara interna de los pulmones, concretamente los hilios pulmonares.
Recordemos que el mediastino es el espacio entre los pulmones y que ambos pulmones están rodeados por la pleura.
La pleura tiene dos capas, pleura parietal (externa) y visceral (interna) con un espacio virtual entre ambas, el espacio pleural. Esta humedecido con unos 15 ml de líquido pleural en condiciones normales. Durante los movimientos ventilatorios hay cierta posibilidad de deslizamiento entre ambas pleuras.
Todas estas estructuras torácicas están protegidas por el esternón (anterior) y columna vertebral dorsal (posterior). Rodeados por siete pares de costillas (verdaderas)
El pulmón derecho está dividido en tres lóbulos: superior,
medio e inferior. Estos lóbulos se dividen por la cisura mayor u horizontal
(separa el lóbulo superior y medio) y cisura menor u oblicua (separa el lóbulo
medio e inferior).
El pulmón izquierdo se divide en dos lóbulos: superior e
inferior. Se separan por la cisura
mayor. En el izquierdo se apoya el
corazón y por eso el pulmón izquierdo tiene un tamaño algo menor.
Esta división en lóbulos determina que los bronquios
principales se dividan en bronquios lobares: tres el derecho (hay tres lóbulos)
y dos el izquierdo (hay dos lóbulos).
Hasta ahora tenemos:
- Tráquea
- Bronquios principales derecho e izquierdo (primarios)
- Bronquios lobares (secundarios): tres el derecho y dos el izquierdo.
A continuación los bronquios lobares (secundarios) se
dividen en bronquios segmentarios
(terciarios) Esto se debe a que cada lóbulo pulmonar se divide en varios segmentos bien diferenciados.
Los bronquios segmentarios (3ª generación) se dividirán en bronquiolos (bronquiolos de conducción o
no respiratorios) , ya no tienen fibrocartílago, y estos se dividen a su
vez hasta llegar a los bronquiolos terminales.
En total son aproximadamente 16 divisiones desde la tráquea hasta los bronquiolos terminales.
Al espacio que va desde la tráquea hasta los bronquiolos
terminales se llama zona de conducción
(de la vía aérea inferior) o espacio
muerto anatómico.
Los bronquiolos terminales se dividen en bronquiolos respiratorios (generaciones
17, 18 y 19). Algunos llaman zona de
transición a la zona que ocupan de la vía aérea inferior porque ya tienen
algunos alveolos y hay algo de intercambio de gases.
A partir de los últimos bronquiolos respiratorios a parecen
los conductos alveolares (divisiones
20 a 23) y al final, los sacos
alveolares y alveolos. Esta última zona es la zona respiratoria de la vía aérea inferior.
Resumiendo:
1-Vía aérea superior (nasal, oral, faringe, laringe) y vía
aérea inferior.
2-Vía aérea inferior se divide en:
a-Zona de conducción:
desde la tráquea hasta bronquiolos terminales.
b-Zona de transición:
bronquiolos respiratorios.
c-Zona respiratoria: conductos alveolares, sacos alveolares
y alveolos.
Agradecimiento como Terapia
Por Alberto Sanagustín
“Es de buen nacido ser agradecido”
Este refrán se
refiere al agradecimiento por los favores recibidos. Esta actitud es positiva
por motivos éticos y por motivos de bienestar personal. El agradecimiento repercute positivamente en
nosotros mismos.
Esto está muy bien, pero aquí hablamos de un contexto más
amplio. Hago referencia a un agradecimiento que tiene que ver con algo más
global y que abarca toda nuestra vida: cultivar
el agradecimiento como filosofía vital.
Mucha problemática que vemos en las consultas médicas tiene
una base psicosocial. Las personas están descontentas, irritables, tristes y
preocupadas por diferentes razones. El resultado es una sensación de
insatisfacción crónica porque ven frustradas algunas de sus expectativas.
Mucha de esa frustración tiene una base real. Las personas
sufren circunstancias muy difíciles. Pero a pesar de la dureza de las
situaciones, tenemos un amplio margen subjetivo
para estar mejor.
Para ello necesitamos aprender a distanciarnos de los sucesos vitales y del barullo mental acompañante.
¿Cómo distanciarnos?
Una forma de distanciarnos es cultivando el agradecimiento.
Seguro que nuestra existencia tiene muchos aspectos
positivos, incluso en los peores momentos. Nuestro problema es la “adaptación hedónica”. Tras la alegría inicial de conseguir o tener
algo, nos adaptamos y lo damos por
supuesto. No sólo es un derecho, es un hecho indiscutible. Tenemos una facilidad sorprendente para olvidarnos de lo
que podemos llegar a perder.
Es difícil evitar las garras de la adaptación hedónica, pero
cultivar el agradecimiento es una
estrategia.
Un posible enfoque es la prescripción de “fórmula”, genérica o comodín de la Terapia
familiar breve:
“Desde ahora hasta la próxima vez que nos veamos, observa, de forma que me lo puedas contar la próxima vez, las cosas que te pasan en tu vida, familia, matrimonio, relaciones, etc. que quieras que sigan pasando”.
En la siguiente consulta puedes preguntar:
“Sigue fijándote en las cosas que te han pasado desde el último día y quieres que sigan sucediendo”.
Estas prescripciones son muy útiles porque enfocan nuestra
atención en esos aspectos positivos que damos por supuesto y que podríamos perder.
Esta prescripción genérica la puedes adaptar y concretar más
para usarla como una forma de autoayuda. Por ejemplo, hacer una lista de
preguntas que se enfoquen en aspectos de tu existencia:
- ¿Qué quieres que siga igual en tu cuerpo? ¿Qué quieres que no empeore? ¿Puedes mover la cabeza, los brazos, las piernas? ¿Puedes andar, aunque sea con ayuda? ¿Puedes ver, oír, hablar?...Todo eso lo puedes perder, ¿quieres que siga? Ahora lo tienes, ¿verdad? Agradécelo.
- ¿Qué quieres que siga igual en tu familia? Piensa en aquello que tienes y que podrías perder ¿Quieres que siga? Agradécelo.
- Aplica las mismas preguntas en referencia a tus relaciones, trabajo, negocios, ocio, etc. Sigue una sistemática y al final pregúntate: ¿Quiero que todo esto siga? Agradécelo.
Como siempre, es poco útil hacerlo de forma mecánica. Es
mejor que te lo plantees de forma lenta y pausada. Úsalo como una forma de meditación y deja que las sensaciones de gratitud aparezcan. Disfruta de ellas y en poco tiempo verás
el resultado.
Enfoca tu atención en
lo que tienes y no en lo que no tienes.
¡Suerte!
Aparato Respiratorio # 1: Bases
Por Alberto Sanagustín
La función del aparato respiratorio es intercambiar gases
(O2 y CO2) entre el medio externo (aire) e interno (sangre).
Para ello debe estructurarse anatómicamente de la forma más
adecuada para cumplir este objetivo y para ello ha que funcionar de forma conjunta
y coordinada con el aparato circulatorio.
Si recordamos, la sangre venosa (poco oxigenada y rica en
CO2) llega al lado derecho del corazón por las venas cavas.
Esta sangre venosa
va desde el ventrículo derecho a los pulmones por las arterias pulmonares (son
arterias que llevan sangre venosa, poco oxigenada) y, tras oxigenarse en los
alveolos pulmonares, es sangre arterial (rica en O2 y pobre en CO2) que vuelve
al lado izquierdo del corazón a través
de las venas pulmonares (son venas, pero llevan sangre arterial, muy
oxigenada).
Desde el ventrículo izquierdo se bombeará esta sangre oxigenada
(arterial) al resto del cuerpo.
Como podemos ver, la parte derecha del corazón se comunica
con su parte izquierda a través de los pulmones. Esto se conoce como la circulación menor. La
del resto del cuerpo la denominamos circulación mayor.
La importancia del oxígeno (02) reside en que interacciona con la
glucosa que ingerimos y por el proceso de respiración celular produce energía
química en forma de ATP. Esto es fundamental
para el funcionamiento de todos los procesos del cuerpo. En esa reacción
también se genera H2O y CO2. El CO2 es el producto de deshecho que se eliminará
por la ventilación pulmonar.
Sistema circulatorio-cardiovascular: introducción breve
En este artículo repaso la anatomía y funciones básicas del sistema circulatorio (cardiovascular).
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