Anatomía del oído

Por Alberto Sanagustín 

   El oído lo podemos dividir en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.

1-El oído externo consta de pabellón auricular y conducto auditivo externo.

2-El oído medio consta de caja del tímpano y trompa de Eustaquio. La caja del tímpano consta del tímpano y la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo). El estribo contacta con la ventana oval de la cóclea. La trompa de Eustaquio comunica con la cavidad nasofaríngea y sirve para airear y equilibrar la presión en el oído medio.

3-El oído interno consta de una estructura ósea que se llama laberinto óseo que contiene el laberinto membranoso. En  realidad, el laberinto óseo contiene la perilinfa y en su interior “flota” el laberinto membranoso, que a su vez contiene la endolinfa.

 El laberinto presenta dos partes diferencias: posterior y anterior.

 El laberinto  posterior consta de vestíbulo (sáculo y utrículo) y los tres conductos semicirculares (que parten del utrículo) y  disponen en los tres planos del espacio (anterior, posterior y lateral). Tienen una función muy importante en el equilibrio a través de células especializadas. Los impulsos nerviosos se transmiten a través del nervio vestibular.

 El laberinto anterior es la cóclea (llamado caracol por su aspecto). Su función es interpretar la frecuencia e intensidad del estímulo sonoro. Comunica con el sáculo del laberinto posterior por el conducto sáculo-coclear de Hensen.

La cóclea (laberinto anterior) consta de tres rampas:

1-Rampa vestibular: contiene perilinfa.

2-Conducto coclear (rampa media): contiene endolinfa y el órgano de Corti. Éste actúa como un mecanorreceptor gracias a sus células ciliadas y es fundamental para la audición.

3-Rampa timpánica: contiene perilinfa y conecta con la rampa vestibular en la punta de la cóclea (helicotrema) y con la ventana redonda a nivel de la cavidad timpánica.

La rampa vestibular se separa del conducto coclear por la membrana de Reissner y ésta  se separa de la rampa timpánica por la membrana basilar. Dentro del conducto coclear, el órgano de Corti reposa sobre la membrana basilar.

 La rampa vestibular y la timpánica se acaban conectando en la punta de la cóclea u helicotrema.

 En los siguientes dibujos podemos imaginarnos la cóclea desenrollada y las diferentes relaciones entre las rampas y con el órgano de Corti.  En el vídeo lo explico con más claridad.

Oido interno (cóclea)


El sonido se transmite entra por el pabellón auricular, el conducto auditivo externo, cadena de huesecillos, ventana oval, rampa vestibular, rampa timpánica y ventana redonda.

Durante el paso por el caracol se producen vibraciones a nivel del conducto coclear con movimientos en el órgano de Corti. Las células ciliadas contactan con la membrana tectorial y se producen procesos de despolarización y repolarización con los consiguientes impulsos nerviosos que se transmiten a través del nervio coclear.






Causas de la Fiebre

Por Alberto Sanagustín

En el vídeo repaso las diferentes causas de fiebre.



Ver en Youtube aquí 

Fiebre: más de 38ºc axilar de temperatura.


-Puede ser de corta duración o de larga duración ( 2-3 semanas)


-Puede ser fiebre focalizada o no focalizada.


Causas de Palidez

Por Alberto Sanagustín



   La palidez es una disminución de coloración de la piel que se vuelve más blanquecina.  


 La causa puede ser constitucional, pero hay otras causas según sea una palidez persistente o de corta duración.


1-La palidez persistente suele producirse por anemias crónicas (menstruacion en mujer y pérdidas digestivas en hombres), hipotiroidismo, hipomelanosis generalizadas ( albinismo, vitíligo generalizado, hipopituitarismo, sustancias químicas).


 2-La palidez de corta duración puede deberse a síncope, crisis de ansiedad, hemorragia aguda, shock, feocromocitoma, etc. 


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Relájate y "Deja para mañana lo que puedas hacer hoy..."

“Deja para mañana lo que puedas hacer hoy porque puede que mueras esta noche”.

 No sé cuándo ni dónde escuché esta frase, pero me impactó.

 Supongo que todos lo hemos experimentado en más de una ocasión.  Escuchas o lees algo que te sacude por dentro. Te hace pensar y cambia tu visión de las cosas. ¿En qué sentido me ocurrió con esa frase?

 En muchas web y blogs  se habla de productividad.  Se da mucha importancia a estos conceptos a nivel empresarial, privado y público.  Debes producir más, rendir más, hacer más, obtener mejores resultados, mejorar los indicadores, obtener más beneficios…

 Se habla mucho de garantía de calidad, estándares de calidad, mejora continua de calidad y de ser cada vez más eficiente a nivel personal y empresarial.

 Se insiste una y otra vez en el establecimiento de objetivos concretos,medibles y progresivos para seguir un proceso de mejora constante. Pararse es retroceder. Se habla con frecuencia del camino hacia la excelencia.

 ¿Qué tienen de malo estos conceptos? ¿Qué hay de malo en  querer mejorar constantemente, ser más productivos, eficientes y excelentes? ¿Dónde está el problema?

 En principio son ideas que parecen buenas e interesantes. De hecho, está bien mejorar  y ser cada vez mejor; pero toda esta machacona insistencia me produce cada vez más grima.

¿Por qué?

 Porque en el fondo es una mentira. Es  irreal. Si lo pensamos un momento, es imposible mejorar constantemente, producir cada vez más, ser cada vez más eficientes y excelentes. Es irreal e inhumano.

 Las ideas que subyacen a toda esta filosofía es el querer ser y tener más y más. Nunca es suficiente. Nunca hay bastante. Me imagino un monstruo con una boca enorme y una voracidad insaciable.

 Se supone que tenemos que ser  lo máximo tanto en el ámbito personal como laboral: ser  cultos, inteligentes, guapos/as ingeniosos/as, prestigiosos/as, valorados/as, elegantes, extrovertidos/as, buenos conversadores/as, con muchos amigos/as, tener dinero, casas bonitas y superlimpias, saber muchos idiomas, tener carreras, masters, ser padres y madres excelentes, superbloggers y no se sabe qué más.

 Desde esta filosofía siempre hay algo más que conseguir, nunca es suficiente, nunca tenemos bastante. Parece que el fracaso nos acecha amenazador detrás de cada esquina. 

 En definitiva, la creencia oculta detrás de esta ideología es que tenemos que ser “superman” o “superwoman”. Si flaqueamos, estamos perdidos y condenados a una mediocridad vergonzosa.¡Qué horror!

¿Es posible alcanzar todo esto?  ¿Es deseable?
Propongo un par de preguntas y mis respuestas. Piensa en las tuyas:

1ªpregunta:

 ¿Para qué toda esa loca carrera? ¿Qué pasa al final de este camino cuesta arriba hacia la excelencia?

 La respuesta es tan evidente como simple: la  muerte. Con suerte al final conseguiremos ser el cadáver con mejor historial de calidad y excelencia del cementerio. Nos guste o no nos guste, todos vamos hacia una muerte segura.

Entonces, ¿tanto ruido para esto? 

2ª pregunta:

 Pensemos en la gente que más nos importa y queremos: familiares o amigos. ¿Los queremos por presentar altos niveles de productividad? ¿Los queremos por cumplir criterios de máxima calidad? ¿Los queremos por ser ejemplos sublimes de excelencia? ¿O usamos otros criterios?

 Con tanto buscar la excelencia, tanto mejorar la calidad, tanto ponerse objetivos y tanto medir y comparar, nos metemos una presión y una exigencia brutal

 El camino hacia la excelencia  es más bien el camino hacia el ataque cardíaco.

 ¿Y qué propongo? ¿Acaso propongo la pereza, la pasividad, la inactividad o hacer lo mínimo para subsistir?

No.  Demasiado fácil. Ese no es mi mensaje. La idea es seguir actuando en función de nuestros valores y aprendiendo a distanciarnos del proceso

 Por lo que veo en mi consulta, en la sociedad y en mí mismo, creo que es una tarea urgente. Y es urgente desde hace demasiado tiempo.

 ¿Cómo distanciarnos de todo este barullo mental?

 Nos podemos distanciar con pequeñas cuñas que nos sirvan de apalancamiento y nos permitan cambiar la perspectiva. Respirar en un sentido metafórico y real.

 Como comentaba en la frase inicial, una posible cuña es la idea segura de la muerte. Quizás puede parecer radical o exagerado, pero tras nacer, lo único obligatorio es morirse.  Este es un realismo puro y duro. Dejemos los optimismos dulzones e irreales para otra ocasión.

 Entiendo que el mensaje puede parecer muy deprimente para algunas personas, pero estoy afirmando lo obvio. Podemos enfadarnos, rasgarnos las vestiduras o patalear todo lo que queramos. Da igual lo frenética que sea nuestra actividad porque al final todo acabará en nada.

 ¿Qué importancia tendrá nuestra productividad, eficiencia y excelencia dentro de 50, 100, 1000,1000000 de años? 

 En el esquema global de las cosas, ninguna. ¡Lo siento!

 Pero, en realidad, estos hechos sólo producen tristeza tras hacer un análisis superficial. 

 Si realmente captamos el significado de  nuestra finitud y muerte, nos sentiremos inmensamente liberados. Nos quitamos toda la presión.  

 La reflexión sobre la muerte  es uno de los verdaderos caminos hacia una vida mejor, feliz, serena y, paradójicamente, más eficiente. Sí, más eficiente.

 El camino obsesivo y frenético hacia la productividad, la mejora continua y la excelencia pueden ser uno de los caminos hacia nuestra perdición: nuestra muerte en vida.

¿Por qué?

 Porque nunca estamos en nuestro propio cuerpo y en nuestra circunstancia para vivirlos de forma serena y relajada. Nuestra salud se resiente.

 Espero que la frase inicial (“Deja para mañana lo que puedas hacer hoy porque puede que mueras esta noche”) empiece a tener sentido más allá de la simple provocación.

¿Qué propongo?

1-Tengamos presente la inevitabilidad de nuestra propia muerte y la de todos los que nos rodean: amigos, enemigos, conocidos y desconocidos. 

 Reflexionar en profundidad acerca de nuestra insignificancia es profundamente liberador.

2-Ver nuestros problemas y tareas desde  el punto de vista anterior. 

  ¿Es tan grave que no hagamos esto o aquello? ¿Es tan terrible que dejemos algunas cosas para mañana? 


  ¿Es tan horrible que no seamos tan productivos o excelentes? ¿Es tan catastrófico que fallemos? 


  ¿Es tan malo tener suficiente? 


  En la inmensa mayoría de ocasiones, no es tan malo. Tener bastante puede ser lo mejor.

3-Repetir los dos puntos anteriores hasta que desarrollemos una filosofía de que no hay nada, absolutamente  nada, que merezca la pena tomarse “demasiado” en serio. Un poco en serio, sí. Demasiado en serio, no.

4- Dejar algo para mañana, pasado mañana o el año que viene. Creo que le llaman "procrastinación". En fin, posterga conscientemente. La mayor parte de las veces, no pasa nada.

5- Practicar de vez en cuando la pérdida de tiempo. Dedicar un tiempo a no hacer nada. Cultivar “Il dolce far niente”. Aburrirse un poco es sano.

6-Practicar la lentitud al hacer, al movernos y al hablar. Ser más conscientes del espacio que ocupamos y de nuestro propio cuerpo. Ser más conscientes de que respiramos. Estar presentes aquí y ahora.

7-Ir abandonando la idea de que tienes que demostrar algo

  No tienes que demostrar nada a nadie. 


  No tienes que demostrarte nada a ti mismo/a. 


  No es obligatorio que estemos a la altura de las circunstancias ni de nuestras expectativas acerca de nosotros mismos o de los demás. 


  Esas exigencias son siempre optativas. No son leyes físicas como la fuerza de la gravedad.

8-Haz lo que tengas que hacer con comodidad y tomándote tu tiempo. Cuando acabes, te encoges de hombros y piensa: ¡A la m*****! Podemos usar cualquier otra palabra malsonante que dé intensidad emocional a esa actitud. Según el contexto quizás sea útil expresarlo en voz alta.

 Una última advertencia. Si por naturaleza eres muy despreocupado/a, incumplidor/a y más frío/a que el hielo, olvídate de lo que he escrito.

En mi caso, me voy a practicar…¿Y tú?

¡Suerte!

Aquí tienes la versión en vídeo.



Lectura de la Espirometria Forzada

Dr. Alberto Sanagustín

 



* No confundir la relación FEV1/FVC con el índice de Tiffeneau. 

 Relación FEV1/FVC se refiere a la espirometría forzada y el Tiffeneau a la espirometría normal. 

El índice de Tiffeneau relaciona FEV1 con la CV, pero no con la CVF.

Patones espirométricos


  • Patrón obstructivo:

FVC normal

FEV1 disminuido

FEV1/FVC disminuido

  • Patrón restrictivo:

FVC disminuida

FEV1 disminuido

FEV1/FVC normal

  • Patrón mixto: 

FVC disminuido

FEV1 disminuido

FEV1/FVC disminuido



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