¿Te has sentido alguna vez atrapado en el remolino de tus propios pensamientos?
Esa sensación de que tu mente no para, como si tuvieras 20 pestañas abiertas en el navegador y todas reproduciendo videos diferentes al mismo tiempo.
La ansiedad duele.
Y no es un dolor cualquiera – es como tener un detector de humo demasiado sensible que se dispara por el vapor de la ducha.
Tu cuerpo y mente reaccionan al peligro,... pero el peligro no está realmente ahí.
Si eres propenso a la ansiedad, probablemente has notado algo desconcertante: puedes preocuparte literalmente por cualquier cosa.
Y lo más frustrante es que a veces parece que buscas activamente cosas por las que preocuparte, ¿verdad?
La pasa a muchas personas.
Y no, no estás perdiendo la cabeza.
En este vídeo te explico por qué pasa esto con una historia de Nasrudín y te propongo tres preguntas para analizar tus pensamientos e imaginación.
Dr. Alberto Sanagustín
Suscríbete a mi Newsletter aquí
No hay comentarios :
Publicar un comentario