Control mental del dolor

  Ocasionalmente he leído noticias sobre intervenciones quirúrgicas sin anestesia. Se refieren al uso de “anestesia psicológica o mental”

El elemento técnico suele ser la hipnosis, pero otras veces usan términos como sofrología, noesiterapia, etc.

¿Es charlatanería o hay algo de verdad?


control mental del dolor


  La respuesta no es blanca o negra. Hay parte de verdad y parte de charlatanería. Esto genera una cortina de humo que hace difícil valorar estos fenómenos de forma objetiva. 

Intentaré aclarar un poco la cuestión en base a lo que sé.

En primer lugar: ¿duele tanto?

En la sociedad occidental parece que la tolerancia al dolor es mucho menor que en otras épocas. Lo que para nosotros es un dolor intolerable, en otras épocas era soportable.

Es importante tener en cuenta el factor cultural, las creencias de nuestra sociedad y lo que se considera aceptable o normal.

Una amputación traumática en el campo de batalla podía ser soportada en otras épocas, pero en las sociedades desarrolladas modernas muchos moriríamos por un shock secundario al dolor. Lo mismo podemos aplicar a otras situaciones dolorosas o incómodas. Somos más blandos.

  En segundo lugar, hay intervenciones quirúrgicas que impresionan mucho, pero NO son tan dolorosas. 

En realidad, en lo que respecta a cirugía, la parte más sensible de nuestro cuerpo es la piel. En la piel es en donde hay más terminaciones nerviosas. A medida que nos introducimos en el interior de nuestro cuerpo la sensibilidad es menor.

  El anatomista T. Lewis en su libro “Pain (1942,  New York: Macmillan Publishing Co) ya daba una lista de partes del cuerpo que eran totalmente insensibles, o que casi, al bisturí. 

Te puede resultar sorprendente, pero al leer la lista entenderás que algunas intervenciones no duelen tanto como parece. 


Insensibilidad corporal


Estas partes insensibles (o casi) a la acción del bisturí son:

-el tejido subcutáneo,
-el hueso compacto,
-la superficie articular de las articulaciones,
-el cerebro,
-los pulmones,
-la pleura visceral,
-la superficie del corazón,
-las vísceras abdominales,
-la pared esofágica,
-el epiplón mayor (pliegue peritoneal que conecta la víscera abdominal con el esófago),
-el estómago,
-porciones inferiores del canal alimentario,
-útero,
-algunas partes de la vagina.

Los órganos sólidos como el bazo, hígado y riñones pueden ser cortados sin que el paciente se dé cuenta de la incisión, pero son sensibles a los estiramientos, desplazamientos y a la presión.

  El psicólogo Robert A.Baker en su libro sobre hipnosis comentaba:

 “antes del desarrollo y uso de los anestésicos generales, muchos pacientes eran sometidos a cirugía usando sólo un analgésico local para insensibilizar la piel. Algunas autoridades  sugieren que la cirugía simple superficial que envuelve la piel puede ser más dolorosa que la cirugía en otros órganos mayores y más profundos. Sin embargo, para estas intervenciones menores, el miedo y la ansiedad son considerablemente menores”.  

(Robert A. Baker, “They Call it hypnosis”, Prometheus Books, 1990)


  El psicólogo Graham F. Wagstaff sugiere:


 “la creencia del paciente en la eficacia de la técnica (cirugía hipnótica) puede significar que el finalmente permitirá que los cirujanos le operen sin anestesia general”.

(Wagstaff, G,F, 1981, Hypnosis, Compliance and Belief. New York: St. Martin’s Press.)



Ansiedad y miedo


  Muchas veces la ansiedad y el miedo hacen que la experiencia sea mucho peor de lo que debería ser. 

Un ejemplo llamativo es la inyección intramuscular — la aguja en sí misma no duele nada—, pero provoca pavor en algunas personas. Si consigues tranquilizar a la persona y ganas su confianza, dejará que la pinches y no sufrirá dolor. El miedo hace que la persona se tense y se genere dolor.


No es doloroso con o sin hipnosis


  G.F. Wagstaff sugiere la posibilidad de que muchas de las operaciones mayores  conducidas con hipnosis al final provoquen  poco dolor, no por la hipnosis, sino porque igualmente no serían muy dolorosas. 

  Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un porcentaje de pacientes muy bajo y que, de estos, la hipnosis se usa en muchos casos  con anestésicos locales de la piel.

  Por último, ten en cuenta que la sensibilidad individual al dolor varía mucho. Hay personas que simplemente son mucho más tolerantes al dolor que otras y pueden aguantar estimulaciones muy duras manifestando poca molestia. En otros casos, un aumento de tolerancia y aguante al dolor se puede provocar con un poco de práctica y coraje.

  Resumiendo lo comentado


1- Muchas intervenciones quirúrgicas no son tan dolorosas como aparentan.

2- Hay diferentes sensibilidades al dolor. Hay personas con mucho aguante al dolor.

3- Hay gente que puede tener mucha necesidad de demostrar que es especial. Estas personas pueden estar dispuestas a aguantar un gran dolor para demostrar que pueden someterse a una intervención sin anestesia por efecto de la “hipnosis”.

4- Con entrenamiento, convicción y coraje, la tolerancia al dolor se puede aumentar.

5- Si alguien hace algo extraordinario bajo hipnosis, es debido a que esa persona era previamente extraordinaria sin hipnosis. No hace algo extraordinario porque sea transformado por esas técnicas.

6- En hipnosis se usan demostraciones clavando agujas. Se aparenta haber conseguido una anestesia que no existe. El pinchazo no es doloroso, pero se hace creer que sí. Son sólo trucos para crear un engaño, una ilusión.  Crees que has conseguido un efecto de anestesia y al convencerte aumentan tus expectativas y eres mucho más sugestionable.

El control psicológico del dolor, ¿es pura charlatanería?

  
No. Hay elementos en la anterior lista  que nos pueden dar ideas para aliviarlo o soportarlo mejor.

Parafraseo un par de autores, pero si revisamos la bibliografía, los métodos psicológicos propuestos son similares.

  Según  London, P  y  Engstrom, D (1982) “Mind Over Pain” American Health 1 (4):62-67,  hay cuatro técnicas psicológicas básicas para controlar el dolor o disminuirlo:

1- Relajación

Es la forma más simple y efectiva. Aflojar los músculos, respiraciones profundas y pensamientos agradables. La tensión muscular y la crispación empeoran el dolor. La relajación lo alivia.

2- Uso de la imaginación y el contracondicionamiento

Usar el dolor como estímulo para  evocar automáticamente una imagen mental placentera.


3- Autodiálogo y autoinstrucciones

Repetirte que puedes controlar el dolor, que puedes desconectarlo cuando desees, que no es tan terrible, que puedes observarlo desde la distancia. Recompénsate por los éxitos.

4-Monitorización

Mantener una gráfica en la que vas apuntando lo efectivo que has sido controlando el dolor. Prémiate por los éxitos.

  Según Melzack, R  y Wall, P.D. ( 1988, The Challenge of Pain. New York: Penguin Books), se proponen las siguientes estrategias de afrontamiento del dolor:

1-Falta de atención imaginativa: ignoras el dolor con visualizaciones vívidas incompatibles con ese dolor.

2-Transformación imaginativa del dolor: interpretas la experiencia subjetiva en términos diferentes a “dolor”.

3-Transformación imaginativa del contexto

4-Dispersar la atención hacia sucesos externos.

5-Dispersar la atención hacia sucesos internos.

6-Somatización: observar la zona dolorosa de una forma distanciada o indiferente.

  Unas técnicas pueden ser mucho más efectivas que otras dependiendo del momento o la persona. No suelen eliminar el dolor totalmente, pero están en la base de cualquier técnica que aplique hipnosis.

   En realidad, los efectos que pueda tener la hipnosis son debidos al cambio de expectativas, la relajación o a su combinación  con sugestiones que estimulan la imaginación y distraen la atención del foco de dolor.

  La hipnosis no es mejor analgésico que la disciplina mental, es decir, no tenemos necesidad de otras etiquetas misteriosas o extravagantes. De hecho, muchas veces estas etiquetas tienen la función de hacerte creer en algo “especial” que aumenta tus expectativas y tu sugestionabilidad.

Conclusión


Las técnicas psicológicas se puede aumentar la tolerancia al dolor o aliviarlo, pero no necesitamos buscar explicaciones mágicas ni técnicas extravagantes.


(Advertencia: no uses las técnicas que explico aquí sin supervisión de un profesional sanitario experimentado)


Dr. Alberto Sanagustín
@alsanagust
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