¿Deberías preocuparte? Piénsalo bien.
La mayoría de las veces, la respuesta es "no".
Pero aquí va una pregunta más específica: ¿Qué es lo que realmente ganas preocupándote por algo que no puedes controlar? ¿Te ha resuelto alguna situación hasta ahora, o solo te ha dejado más agotado y frustrado? En este vídeo te explico cómo puedes evitar esto en tres pasos.
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Dr. Alberto Sanagustín
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