Respiración y manejo del estrés

  Las técnicas respiratorias están entre las formas más sencillas de afrontar el estrés. Son básicas para relajarse, serenarse o simplemente centrarse. 

 Desde mi punto de vista, las estrategias más útiles son aquellas que tenemos al alcance de la mano y sin necesidad de nada especial ¿Y qué hay más cercano que la respiración?

 Cuando estamos estresados o tensos tendemos a desarrollar dos tipos de conductas instintivas:

1-Aguantar la respiración y respirar de forma entrecortada.

2-Respirar de forma más rápida y superficial.

 Ambas actitudes provocan un círculo vicioso que empeora la tensión emocional y física.  Para romperlo, sólo necesitamos prestar atención a nuestra respiración.

 ¿Cómo lo hacemos?  

 Expongo tres estrategias sencillas que podemos entrenar. Las podemos practicar con los ojos cerrados o abiertos.


1-La más simple consiste en tomar consciencia de que respiras. Sólo eso. Te preguntas: ¿cómo sé que respiro? ¿Cómo sé que inspiro o espiro? ¿En dónde lo noto?

La respuesta a estas preguntas será el objeto pasivo de tu atención. El ir y venir espontáneo de la respiración. Nada más. Así de simple.
En parte funciona como un mecanismo de distracción.

2-Un grado un poco más elaborado consiste en centrar la atención en el abdomen y usar la respiración abdominal. Imaginas como si tuvieras un tercer pulmón en tu vientre. Éste se debe inflar al entrar el aire y desinflar al salir. Hay que hacerlo con lentitud. El objetivo es que nuestra respiración sea siempre espontáneamente abdominal.

Lo más fácil es empezar estirado y con las manos en el abdomen. Observa cómo suben y bajan con los movimientos respiratorios. 

Una opción alternativa es poner una mano en el pecho y la otra en el abdomen. La del abdomen sube y baja al respirar, pero la del pecho no se mueve.

Puedes seguir el mismo proceso sentado. Es un poco más difícil. Inspiras  y se hincha el abdomen. Espiras y se desinfla.

Al final puedes practicar de pie y, con un poco de práctica, andando.

Al principio es un poco extraño, pero te habitúas al poco tiempo y llega a ser su forma habitual de respirar.  Es un proceso fácil. Después  el volver a la respiración torácica te resultará incómodo. Ya lo verás.

3-El tercer método consiste en concentrarse en la respiración abdominal y prolongar la salida de aire, la espiración. Puedes practicar estirado, sentado o de pie.

Consiste en espirar lenta y profundamente, sacando el máximo de aire,  y después permitir una inspiración espontánea y suave. En la inspiración no fuerzas nada, simplemente dejas que pase. Puedes realizar de 6 a 20 de estas respiraciones profundas seguidas, varias veces al día. En realidad, lo practicas según te sientas cómoda.

   Durante el día puedes practicar estas técnicas de forma intermitente: dos, tres o más veces al día. Puedes usar sólo la primera o intercalar cualquiera de las tres estrategias.

Puedes tomar consciencia de una o dos respiraciones o puedes estar varios minutos. Y lo puedes practicarlo en diferentes posturas: estirada, sentada, de pie o andando.  

Lo ideal es construir la habilidad poco a poco y sin prisas.

Es aconsejable practicar de forma rutinaria para que sirva de entrenamiento. Por ejemplo: al leer un libro, al ver la televisión, navegar por Internet,  cocinar, planchar, pasear, esperar un autobús, etc. Este entrenamiento irá construyendo una capacidad que podrás aplicar en situaciones más difíciles: antes de una presentación, al notar que te enfadas, cuando necesites hacer una pausa antes de hablar, al irte a dormir con problemas.

 Es importante no tomárselo como una obligación rígida, sino como  una opción que tú eliges para mejorar tu bienestar.

 Mejor evitar presiones innecesarias y expectativas exageradas.  No vas a solucionar todos tus problemas; pero si el estrés afecta tu forma de respirar, mejorarás mucho en un par de semanas.  En otros casos, la toma de consciencia de la respiración es útil, pero sólo es el punto de partida.

 El beneficio más directo de centrarse en la respiración consiste en desconectar y centrarte en el aquí y ahora para poder bajar el ritmo, serenarse  y reconectar con lo que estabas haciendo.

En el siguiente vídeo amplio estos conceptos y recuerda... ¡respira!


Ver en YouTube aquí.


Dr. Alberto Sanagustín
@alsanagust

Trombosis y las Embolias. ¿Qué son?

  Los términos trombosis, embolias y trombo-embolias. son términos muy utilizados y en este vídeo doy un repaso a su significado, así como a los tipos de trombos y émbolos.

Transcripción del vídeo:


  Vamos a hablar de la diferencia que hay entre una trombosis y un embolismo o una embolia.

  En primer lugar vamos a imaginar que aquí (ver vídeo) tenemos un vaso sanguíneo y que aquí  (ver vídeo) se va dividiendo en diferentes ramas, más o menos.

 Un trombo es un coágulo que se ha formado en la parte interna del vaso sanguíneo, en la pared interna y va creciendo progresivamente. 

  Primero produce una obstrucción parcial hasta que crece y produce una obstrucción total. Esto es el TROMBO.  Y cuando produce una obstrucción total le llamamos TROMBOSIS.

  Este trombo se puede ir disolviendo e ir rompiendo en trozos y cuando migra, el trombo, va por los vasos sanguíneos hasta que puede llegar a un nivel en el que produzca una obstrucción. 

  Bueno, pues éste trombo que emigra se llama ÉMBOLO y cuando produce la obstrucción se llama en EMBOLIA o EMBOLISMO.

 ¿Por qué se producen los trombos?

  Pues puede ser por un proceso de arteriosclerosis porque se va rompiendo, por pequeñas fisuras, la pared interna del  vaso sanguíneo, alteraciones en la coagulación.

  Hay diferentes factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que se produzca, pero bueno, la cuestión es que se va formando.

  Distinguimos varios tipos de trombos  serían arteriales venosos, capilares. Según se produzcan en arterias, venas y capilares. 

Los capilares son los más pequeñitos, los vasos sanguíneos más pequeñitos en donde se produce el intercambio de sustancias.

  Los émbolos pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos. 

  Los más frecuentes son los sólidos y normalmente los producidos por trombos que se desprenden. O sea, serían los émbolos trombóticos.

  También son émbolos sólidos los que se producen por cuerpos extraños por ejemplo el talco que haya podido entrar dentro de la circulación, una bala por un disparo o situaciones similares.

  De los líquidos, tenemos... que puede ser grasos o por líquido amniótico.

 Los grasos serían, por ejemplo, los producidos por fracturas.

 Los debidos a líquido amniótico se producen durante un parto traumático en el que se desprende y entra líquido amniótico, que es el líquido que envuelve al feto durante el embarazo. 

  Se puede introducir en la circulación en la circulación de la madre y producirle un émbolo y una embolia.

 Y después tenemos los gaseosos que serían típicos por lo que llamamos fenómenos de descompresión en buzos.

 Cuando desde una profundidad ascienden rápidamente sin tener en cuenta los tiempos de descompresión, se pueden formar burbujas y dar embolias gaseosas.

  También por ejemplo por heridas en tórax, heridas punzantes puedan dar este tipo de embolias gaseosas.

  Al fenómeno concreto que hemos descrito aquí. A la embolia producida por uno émbolo trombótico se le llama veces TROMBOEMBOLISMO. 

  Es un embolismo, una embolia, que se produce por un trombo que se desprende y es el caso de embolia más frecuente.

  Hay otro terminó que se utiliza a veces que es el de MICROTROMBOSIS que es la presencia de pequeños trombos en capilares sanguíneos, que son los vasos sanguíneos más pequeños.

  Para resumir, decir que un trombo es un coágulo de sangre que se forma en los vasos sanguíneos que va aumentando de tamaño y entonces produce una obstrucción que se llamaría trombosis y cuando el trombo se va desprendiendo genera los émbolos que cuando produce una obstrucción provocará la embolia

Y eso es todo. Muchas gracias.

Dr. Alberto Sanagustín
@alsanagust


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