¿Qué es un ensayo clínico?
Es un estudio experimental que tiene como objetivo el valorar la eficacia y la seguridad de productos sanitarios, como por ejemplo medicamentos, vacunas y también se utiliza para evaluar las diferentes pruebas diagnósticas.
En cuanto a las fases, hay una fase preclínica y después están las fases clínicas.
La fase preclínica es cuando se estudia “in vitro” en la placa de Petri en el laboratorio y también “in vivo” en animales de laboratorio como por ejemplo, ratones o en monos... Los estudios habituales que se hacen a este nivel pre clínico…
Después tenemos las fases clínicas que son la 1, 2, 3 y 4.
La primera fase se interesa en evaluar la posible toxicidad que pueda tener el medicamento o el producto sanitario.
La fase 2 va un paso más allá y estudia y valora la dosis-respuesta.
La fase 3 evaluará la eficacia de este producto y la fase 4 ya es una fase de vigilancia o de monitorización después de haber comercializado este producto sanitario.
Para poder poner en marcha un ensayo clínico, se han de seguir una serie de pasos o etapas.
Hay que, en primer lugar, hacer un diseño del estudio, es decir, hay que ver cuáles son los objetivos y qué protocolos se van a seguir, es decir, cómo se va a hacer, qué se hará en cada fase, los criterios de inclusión y exclusión de voluntarios o pacientes y cómo vas a medir los resultados. En fin, todo el proceso se ha de diseñar y ver qué tipo de estudio vas a hacer.
Después tienes que seguir un proceso para aprobar el ensayo. Han revisarlo y aprobarlo organismos oficiales, autoridades sanitarias, comités de ética y comités de investigadores. Su función es analizar el estudio que se quiere hacer y darle el visto bueno para que se empiece, ya en una tercera etapa, el reclutamiento de voluntarios o pacientes.
Este reclutamiento se hará en función del diseño que se ha hecho al principio, es decir, has establecido una serie de criterios de inclusión y exclusión, y cómo se harán los grupos de control cuando llegue el momento. Será con voluntarios sanos, al principio y luego con enfermos según los criterios que se establezcan.
Hay que tener en cuenta que los voluntarios o los pacientes pueden decidir en cualquier momento y sin dar explicaciones salir del estudio
En un cuarto paso hay que empezar el estudio y ponerlo en marcha en función también del diseño que hemos desarrollado al principio y siguiendo de forma estricta los protocolos. Esta será la implementación del ensayo clínico. Es la puesta en práctica propiamente dicha.
En un quinto paso, lo que se hace es un análisis de los resultados. Es un análisis estadístico y matemático para luego poder interpretarlos y llegar a conclusiones.
Y en una sexta fase lo comunicaremos a las publicaciones científicas o a las sociedades científicas, a los otros científicos, para que lo puedan valorar y pueda haber una revisión por pares o "peer review".
Fase clínica
Si entramos en más profundidad dentro de lo que son las diferentes fases de los ensayos clínicos, ya he dicho que se utilizan para valorar productos sanitarios, medicamentos, vacunas, procedimientos quirúrgicos, cambios de estilo de vida y también pruebas diagnósticas.
Superada la fase preclínica empezaremos la fase clínica que ya he dicho que consta de 4 fases:
Fase 1
En la fase 1 lo que hacemos es valorar o evaluar la toxicidad.
La pregunta es si es seguro el medicamento, el producto, el cambio de estilo de vida o lo que sea que estés valorando.
Entonces, si es un medicamento, por ejemplo, lo que se hará es dar diferentes cantidades a los diferentes voluntarios para determinar cuál es la dosis más alta que sea segura sin tener efectos graves.
Estas esta dosis son las máximas que se utilizará en las siguientes fases. Y también se valora cuál es la mejor forma de administrar el medicamento, por ejemplo, puede ser vía oral, inyectable, inhalada o por la vía que sea.
En esta fase los grupos son reducidos. Normalmente, entre 20 y 100 adultos jóvenes y sanos.
Fase 2
En la fase 2 lo que hacemos es evaluar la dosis-respuesta, es decir, valoramos la dosis más baja que proporciona un beneficio según el objetivo que tengamos. En el caso de que sea es una vacuna medimos la dosis a la que hay una respuesta inmune adecuada.
Podemos tener el objetivo de reducir el tamaño de un tumor, bajar la presión arterial, la glucemia o bajar el riesgo cardiovascular... En fin, el objetivo que tengamos.
En esta fase 2 también se seguirán valorando los efectos secundarios, aunque en la fase anterior sabemos la dosis más alta a partir de la cual podría haber toxicidad.
A veces, en este tipo de fase, la fase 2, es posible se usen tratamientos distintos según diferentes grupos de personas, aunque no es tan habitual como en la fase 3.
En la fase 2 el número de voluntarios ya es mayor: unas 100 a 500 personas.
Fase 3
En la fase 3 lo que hacemos es evaluamos la eficacia, pero ¿la eficacia respecto a qué?
Respecto al tratamiento habitual, que ha funcionado como antihipertensivo, antidiabético, antineoplásico o la vacuna que previamente funcionará mejor si es lo que estás comparando. Entonces, a este grupo al que le das el tratamiento previo patrón se llama grupo control.
Si no hay ningún tratamiento previo que conozcas, el grupo control recibe un placebo, es decir, nada. A veces se da un producto que tenga algunos efectos secundarios parecidos al nuevo tratamiento para enmascarar que el sujeto pueda deducir que ha recibido el tratamiento.
De forma ideal este proceso se hace de una forma aleatorizado y doble ciego, es decir, que ni el paciente ni el médico saben quién recibe el placebo o quien no lo recibe, o quién recibe el tratamiento habitual y quién no lo recibe. Además, esta distribución es aleatoria, es decir, se reparten los tratamientos al azar.
Esto permite que al final puedas comparar los resultados con o sin tratamiento, con o sin vacuna. Todo dependerá de lo que se esté investigando.
En la fase 3 el número de voluntarios es mucho mayor. Suelen ser de 500 a 3000 personas. Pueden ser miles de personas a las que se sigue con un control estricto.
También en esta fase 3 se está valorando, por supuesto, la seguridad. Se sigue con las cuestiones de las fases anteriores porque se van entrelazando entre ellas.
Fase 4
Por último, la fase 4 es la fase de vigilancia. Es una fase de monitorización postcomercialización que puede durar años o de forma indefinida porque miles de médicos que prescriben el tratamiento van recopilando información y van viendo lo que les sucede a las personas.
Si observan que en algún tratamiento que han puesto hay alguna anomalía, algún efecto secundario o algún beneficio inesperado a corto o a largo plazo, se notifica y así se va evaluando.
Puede ser que un medicamento que haya pasado las tres primeras fases, al cabo de un tiempo en la fase 4, con miles y miles de personas usándolo, presente algún efecto secundario importante. En ese caso se los organismos oficiales lo retiran.
En otras situaciones puede que se encuentren beneficios que se deben investigar en otros ensayos clínicos para buscar si proceden o no esas posibles indicaciones adicionales o alternativas.
Aquí podríamos seguir hablando mucho sobre las diferentes fases, pero hay unos conceptos que me parecen interesantes, que son de eficacia, efectividad y eficiencia.
Eficacia, efectividad y eficiencia
La eficacia que hemos evaluado en la fase 3 hace referencia a los resultados en condiciones ideales. Sería un concepto más teórico.
La efectividad hace referencia a esos resultados, pero en las condiciones prácticas de la vida real.
El concepto de eficiencia se refiere a los resultados prácticos, pero en función de los recursos y el coste que se tiene que asumir para poner en marcha el tratamiento.
En el caso de un tratamiento, si la logística es muy complicada, puede ser que la eficacia (teórica) en condiciones ideales sea muy buena, pero la efectividad (práctica) en condiciones reales se vea reducida debido a problemas logísticos que te vas encontrando durante la puesta en práctica del tratamiento que quieres aplicar.
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